Mykonos no es la nueva Ibiza

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Si estas al tanto de los programas al estilo «Callejeros Viajeros» habrás detectado que, al albor de un más oficioso que oficial declive del reinado de la isla blanca en los veranos mediterráneos, Mykonos quiere discutir el trono del periodo estival al lema de un «Mykonos fucks Ibiza» que puede leerse en las camisetas que viste el personal de los diferentes Beach Clubs de Paradise Beach.

Las armas con las que lucha Mykonos frente al gigante pitiuso se me antojan algo escasas. Por un lado Paradise Beach puede asemejarse a un Bora Bora de corte mucho más comercial donde los sonidos electrónicos mainstream se mezclan con ritmos latinos y clases de baile. Más parecido a un resort caribeño que al pseudo glamour ibicenco vamos.

Aun así, al cesar lo que es del cesar y es que cerquita de Paradise Beach, en lo alto de un imponente acantilado se erige Cavo Paradiso, una de las tops mundiales tanto por su espectacular ubicación y su exquisita decoración como sus imponentes vistas al mar en las que centenas de clubbers reciben al día al ritmo de los popes de cada estilo musical electrónico, conjugando una programación variada que va desde el agresivo techno de Nina Kraviz y Marcel Dettman al comercialismo imperante de Afrojack o Steve Aoki pasando por exquisiteces House de la mano de Louie Vega o David Morales.

Para desgracia mía la noche elegida para visitar esta discoteca, no se realizaba ninguna fiesta de relumbrón estando el garito a medio gas. Eso si, 20€ de entrada y las copas a 12€. En eso si se parece a Ibiza, en eso y en el ambiente asquerosamente italianizado que resulta tan incomodo y hostil para aquel que prefiere bailar entre sonrisas.

Saliendo de la noche y volviendo a degustar los rayos de sol, podemos volver a centrarnos en las grandes distancias que alejan a la egea isla del trono: En primer lugar las playas, pequeñas de agua cristalina pero muy lejos en calidad y cantidad de las estupendas cala Compte o cala Salada; se echa de menos también playas grandes y amplias como Ses Salines. Y en segundo lugar la oferta hotelera, escasa y de nivel medio bajo, donde el gran lujo de las villas se mezcla con casitas típicas griegas de infraestructuras deficientes.

Sirvan estas lineas como cronica de un viaje, desmonte de un mito o simple entretenimiento, aconsejo viajar a la isla griega y disfrutar de sus actividades, pero también recomiendo perderse por muchas y más desconocidas islas que pueblan el Mar Egeo.