Kiasmos se consolida

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Presentarse delante de 1000 personas con las credenciales de ser uno de los directos más comentados de la pasada edición de Sonar o traer bajo el brazo un excelentísimo primer LP y en el horizonte nuevos sonidos, suele tener consecuencias. La más clara, un «No hay papel» en taquilla, y la segunda más evidente una cola que daba la vuelta a la manzana y que mezclaba a novatos y repetidores en esta asignatura que son el duo nórdico.

Desde el primer momento quedó palpable que la sala Shoko se quedaría pequeña. Quizás el unico detalle chirriante sería la elección de sala (Por las dudas del sonido más que nada) pero nada más lejos. Se comportó en el aspecto sonoro de notable y solo podemos ponerle pegas a los precios de sus consumiciones (Vamos como a cualquier otra). El aforo esa noche habría sido el problema hasta en un estadio: presentan directo el duo de moda de la electrónica de basada en la lágrima y la épica.

A los mandos del warm up, un desconocido para mí Nicola Cruz. Calentaba la pista a base de sonidos latinos electrónicos que en su día escuchamos a artistas como Dengue Dengue Dengue y derivados. Como comentaban en el albero, muy Red Bull Music Academy, pero muy poco Kiasmos y para colmo acrecentando las dudas sobre el sonido de la sala a base de saturar graves.

No se hicieron esperar mucho los islandeses (Y feroes para hacer justicia a Janus). La sala ya vibraba, tanto como yo temblaba al comprobar que las visuales tornaban en negros nubarrones y el primer tema de la noche era Lit.

Si, podríamos estar ante un directo calcado al visto 5 meses antes en Barcelona. Contra todo pronóstico el siguiente tema es inedito, muy en la linea de su primer LP y dá paso a una de las joyas de la formación: Looped entra suave y armonioso y la pista vibra. La descarga inicial termina con su último tema Swept (Remezclado por Tale Of Us, rompepistas).

Tras el primer arreón, entramos en una fase mucho más conocida, una zona de confort a base de los temas más armoniosos: Se van sucediendo uno trás otro (Y no necesariamente en este orden) Swayed, Thrown que aportan una gran emotividad en pista y hacen aparecer los primeros silbidos y gritos de satisfacción. Para cortar el ritmo y darnos variedad, siempre entra bien algo como Dragged, de bombo desacompasado pero identica emotividad. Janus se desenvuelve a los micros con soltura: Está en todo, solventando problemas técnicos y arrancandose al mas puto estilo Kink, iPad en mano, a realizar modificaciones sobre los samples lanzados. Olafur, en esta ocasión, es menos timido y le sigue el juego a su compañero de batallas desde hace tiempo.

No hemos reparado casi, en que llevamos más de 1 hora de directo y en clara ascendencia, es el momento de preparar un cierre de apoteosis. Kiasmos lo va a ejecutar de manera magistral, alargando Barnt hasta la saciedad y jugando con nosotros a base de subidones, bajones y iluminación efectista, para ponerle el broche de oro con un imponentemente interpretado Bant que hizo retumbar los cimientos de Madrid.

Si la noche anterior cuentan que los sujetadores volaron hacia Kiasmos, en Madrid nos regalaron un concierto pleno de intensidad y saber hacer, de aquellos en los que en la puerta, solo se escuchan halagos y el personal se despide con ganas de volverlos a vivir.